La lucha de clases

Así escribía el fundador y director de El Entre Ríos, en el año 1906.
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Profecía sobre la lucha de clases de Apolinario Sanguinetti.
La propiedad. La propiedad: he aquí el objeto causa a la vez de tantos beneficios y de tantos males.
De tantos beneficios, porque sin la propiedad, tierra, instrumentos de labranza, productos, etc. el hombre tal cual lo ha formado la naturaleza, no existiría.
Y de tantos males porque ella enorgullece al poderoso, humilla al pobre y desvirtúa con su avasalladora potencia todo cuanto hay de bueno y noble en los hombres.
Las tribus primitivas que habitaban el mundo en épocas remotísimas vivían relativamente felices porque no había en ellas mezquindad como lo hay ahora entre los hombres que se titulan civilizados.
Cuando la cosecha resultaba abundante, todos disfrutaban como buenos hermanos del favor que les prodigaba la Naturaleza, y cuando era escasa sufrían resignados esta contrariedad.
Pero esta vida patriarcal tan sencilla y hermosa, no debía ser eterna: algunos hombres dotados de más fuerza física y de más astucia empezaron a ensayar sus cualidades sobre los que no estaban a su altura.
Para conseguir esto comenzaron por apoderarse de las tierras de la comunidad.
Esas propiedades fueron aumentándose y por ende el poder de sus dueños.
Entonces estos nuevos señores, para conformarse a la posesión de las tierras que habían tomado a la comunidad, crearon el derecho del primer ocupante.
Así nació la propiedad individual que trajo como consecuencia lógica toda esa enorme desigualdad entre los hombres originariamente iguales. Esta desigualdad después fue política.

Y llegará un momento en que se producirá un choque formidable, quedará el triunfo de la clase más numerosa y más útil a la sociedad, la clase proletaria.
Actualmente con al aparición oportuna de los nuevos ideales la lucha asume grandes proporciones, sobre todo en las regiones más industriales donde se destacan con claridad las diferencias entre la clase trabajadora y la clase capitalista acaparadora de la riqueza social.
En una época no poco lejana todavía, cuando hayan desaparecido la ignorancia y las preocupaciones sociales, y religiosas, cuando reine más amor entre los hombres, desaparecerá la propiedad individual, causa esencial de todas las injusticias, para ser sustituida por la propiedad social o común que extirpará la raíz de muchas de las vergonzosas pasiones que tanto perjudican a la doliente humanidad.